martes, 2 de noviembre de 2010

Dar Reiki

  
El estado de ánimo que se debe adoptar a la hora de empezar un tratamiento es verdaderamente primordial. 

Sobre todo, hay que evitar a toda costa el querer curar o el intentar dirigir la energía. En el
momento en el que se fuerza el Reiki, de hecho, lo único que hacemos es transmitir nuestra propia energía.
Algunos terapeutas simplemente se preparan frotándose ambas manos con el fin de cargarlas con una cierta energía de calor pero con franqueza, esto no tiene nada que ver con la sanación. En realidad, la energía que cura es más bien fría.

Y, de esta misma forma, también debo preveniros contra la espera de una señal que demuestre que el Reiki funciona. De hecho, puede suceder que el paciente no sienta absolutamente nada y que el terapeuta tampoco. Por regla general, se aconseja no convertir en algo demasiado místico el hecho de dar Reiki. 

La mayoría de las personas, como mínimo, suelen sentir algo de calor; otras ven colores, otras lloran de alegría y, otras, sienten temblores o cosquillas en las manos, etc... Pero, lleguemos o no a experimentar alguna sensación, la energía Reiki pasa por nosotros de todas formas, tanto si creemos en ella como si no.

Lo único que hay que hacer es prepararse un poco para recibir con el fin de poder dar mejor. No nos olvidemos de lo que es el Reiki:

Reí:  
espíritu
alma
esencia
Ki:
fuerza 
poder 
energía

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